18 dic 2011

¿Quien es ese hombre?...

Que me mira y me desnuda, una fiera inquieta que me da mil vueltas y me hace temblar…

Queridas penejotas,…así empezaban los títulos de créditos de una de las telenovelas más controvertidas de estos últimos años. Pasión de Gavilanes. Como persona he de decir que he estado enganchada a muchas cosas en mi vida, la saga de Harry Potter, la trilogía del señor de los añillos, y por que no decirlo… a Pasión de Gavilanes. Si, un desfile de machotes semidesnudos que fueron precursores de lo que después sería nuestra película de culto femenina, 300.

El rolero medio quizás no sepa o no conozca, mucho de ese tipo de seriales de índole tan adictiva al género opuesto, pero debería, ya que muchos de ellos tienen un factor básico. Y es que hay más pectorales y abdominales que en cualquier cómic de Rob Liefeld.

Muchos os preguntareis… ¿Pero que tiene que ver esto con el mundo del rol, el mundo infinito de sabiduría de un rolerus maximus? Y yo responderé, TODO.


No hace mucho tuve la suerte de asistir a un debate en Facebook muy interesante. La profundidad de los argumentos me caló muy hondo, la visión de los tertulianos que asistieron dio un giro muy significativo a mis ideas preconcebidas sobre los superhéroes. Sí, esos hombres, musculados, ingeniosos, rebosantes de carisma y de erotismo… que no sabemos hacia que público se dirigen. No sabemos si son un referente para el rolero común o intentan atraer al público femenino haciéndonos creer que existen hombres con esas dotes tan peculiares.

Sí señores y señoras,… desde que vi Pasión de Gavilanes una duda empezó a asaltarme muy dentro, una duda que me desvelaba por la noche y la cual no me atrevía desvelar…¿Serían los pectorales de Batman más grandes que los de Supermán?¿Qué es mejor?¿Una coraza de cuero moldeada a un torso hercúleo? ¿O una tela azul de licra mojada apretándose a unos abdominales que no son de esté planeta? Preguntas y cuestiones que pasan por mi mente como penejota, después de terminar el capitulo 253 de la telenovela de la tarde.
Es cuando entonces la caja de Pandora de abrió en mi mente,… ¿Quién es mejor, Batman o Supermán?.Fue en ese momento cuando decidí preguntar a más penejotas, escuchar sus ideas sobre el tema. Mujeres eruditas que conocían de primera mano el mundo del que les hablaba. Y ahí es donde los argumentos a favor o en contra tenían sentido para mí.No eran como esos que esgrimía mi pejota, nada tenían que ver con superpoderes, ni con dibujantes, ni películas, ni los orígenes mediocres de un autor que ni su madre conocía. Sino que eran argumentos que se basaban en aspectos en los que ningún rolero medio habría alcanzado nunca a elucubrar.

Una penejota argumentaba que Superman era símbolo poder y virilidad, siempre manteniendo al margen el hecho evidente de que Thor sería siempre ente supremo de la masculinidad por encima de Superman y cualquier otro superhéroe. Pero basándonos en el aspecto básico, al parecer Superman tenía mucho reclamo entre las féminas que no se decantan por el machote cuadrado o el gafapastas intelectual y despistado. Superman encarna esas dos facetas que satisfacen por doble partida a una penejota. Sin embargo, si investigamos más, los protagonistas de Malls Rats, nos desmontan esas apreciaciones con un ínfimo detalle muy importante. El sexo. Con Superman seria inviable, a menos que corriéramos el riesgo de que un chorro ultra potente de semen nos catapultase hasta el otro lado de Metrópolis. En cambio Batman tenía ese halo de chico malote, oscuro, y rebelde sin licra que está forrado y se vale de su ingenio y sus dotes de irresistible frialdad para llevarse a la penejota a la cama. Al menos sabemos fijo que si algo falla en la cama de Bruce Wayne, nos habremos llevado por el camino, una entrada al teatro en palco VIP, una cena en el mejor restaurante de Gotham y algún regalito caro.
El problema de Batman era como constatar si lo que había debajo de la coraza y el supertraje de caucho, era real, o mera simulación en tinta. Las penejotas pro-Superman no acaban verlo claro, por otra parte el mayordomo genera mal fario, y los juguetitos de Batman no acaban de convencer, son peligrosos y no hemos constatado que estén homologados por la Comunidad Europea, ni que cumplan el ISO-9000. A pesar de que el Batmóvil es una pieza de coleccionismo muy a tener en cuenta, el problema, es menos espacioso que el granero de los Kent.

En cuanto a aspectos menos carnales, al parecer Batman parece ostentar más titulación al respecto. No solo es un niño rico, sino que al menos debe tener un master en empresariales para mantener todo su patrimonio, por no decir algún otro tipo de título en artes marciales, e ingeniería técnica para entender a la perfección todos los cachivaches esos que utiliza.
Superman, no tiene más que el graduado de Smallville y una beca para trabajar en el Daily Planet. Circunstancia que comparte con Spiderman, solo que Clark Kent parece que al menos acabó la carrera de periodismo. Aun así, vivir en un apartamento cutre en Metrópolis y tener una compañera que cobra más que tu, no es un reclamo muy atractivo.

Y no acaba todo ahí. Se compara a Batman con un hombre culto, que viaja y sabe esgrima, mientras que Supermán es un hombre casero, tradicional que como mucho sobrevuela el mundo para ir a Kansas. Algunas en sus argumentos alegan algo más importante, Batman tiene guionistas. Esto que parece ser importante también. Si es cierto que para bien de Supermán, Alan Moore escribió alguno de sus guiones, a otras les parece insuficiente ese argumento de uno bueno en 80 años.

Como vemos, las decisiones están muy divididas. Un argumento fundamental y al cual ninguna de las tertulianas tuvo el valor de llevarle la contraria, es que ni la fuerza de Supermán podría hacer nada con el esqueleto de adamantium de Lobezno (si aún lo conserva), ni el traje de Batman podría hacerle sombra a la chupa de cuero de Logan con ese increíble torso velloso que nos retrotrae a los 80. Con Jackman nadie se puede meter. Es sagrado.

Sin embargo las dudas entre el extraterrestre volador, o el pijo traumático de negro seguían mermándonos a todas. Otra de las cuestiones importantes que seguirían en el aire era: ¿Puede Batman meterse en la falla de S. Andrés e impedir un terremoto? No. Superman sí. Cuya respuesta a favor de las Pro-Batman seguía de la siguiente manera:
¿Para que queremos que Supermán impida un terremoto? Nosotras lo que realmente necesitamos como penejotas, es un mayordomo que nos haga las compras, tener una mansión molona, y sobre todo disponer de un montón de pasta. ¿Acaso nos saca de un apuro el retener una placa tectónica? ¿Qué represalias ecológicas y científicas puede tener eso? En cambio Bruce Wayne... tiene tanta pasta, que acabaría con el hambre en el mundo. ¿Acaso puede Superman acabar con el hambre en el mundo? No. Batman Si.

Volvemos a quedar en tablas. La cosa está muy difícil. Es cierto que otro punto del debate que creó ampollas fue el origen de dichos superhéroes. Uno inmigrante ilegal, el otro foráneo de toda la vida, niño pijo de la zona buena de la ciudad, y no un raterillo de clase baja como Daredevil. Superman tiene poderes, Batman no. Pero cuidado, otros ricos hombres de negocios tampoco tuvieron poderes y se valieron de su ingenio para hacerse un hueco, como Iroman. Pero decididamente alguien nos develó en un momento del debate algo en lo que no habíamos pensado. Ironman tiene el superpoder de beberse dos botellas de ginebra del tirón, y ante eso todas tuvimos que callar.

El carácter Emmo. de Batman es un punto en contra. Cada vez que entra en una habitación todo es depresión y agonía. Pero Superman comparte más genes con E.T que con Lois Lane… seguimos en tablas. Superman es del Barsa de toda la vida, y Batman es del Valencia C. de Futbol. Uno tiene a Super Girl y otro a Catwoman, y ambos intentan marcar paquete como pueden.

Por mucho que lo intentemos, las divergencias de opinión hacen que constantemente encontremos réplica en los argumentos contrarios. Pero el hecho evidente es que a la penejota media, le interesan estos temas de tan vital importancia. Ella también es consciente del interés dramático de la elección de un superhéroe como figura cumbre de lo varonil. Y se emociona viendo capas y mayas en cualquier remake de cine. Se fustiga pensando en esos cuerpos perfectos, en esas masas de destrucción masiva con el torso desnudo, o se compadecen del héroe que cae ante su enemigo, victima de la carbonita o de la falta de recursos estilísticos en el guión. A fin de cuentas, si nos paramos a pensar un momento en lo absurdo de todo lo que nos rodea, la cuestión importante de todo esto es…

¿Qué hacemos hablando de DC?